domingo, 24 de junio de 2012

UN TEMA CALIENTE


Un tema caliente
Leonor Fernández Riva

“No importa lo que es verdadero; sólo importa lo que la gente cree que es verdad". 
Paul Watson  (co- fundador de Greenpeace). 


Al momento de empezar a escribir este artículo concluía en Brasil la Conferencia Sostenible de Río de Janeiro, evento que pasará a la historia como Río +20  en el cual  participaron 193 países y cientos de ONG. Fueron tantos los asistentes (75.000), que la primera mandataria brasileña se vio en la necesidad de pedir  camas hasta a los moteles de Río de Janeiro para suplir la demanda. 


Ban Ki-Moon, secretario general de la ONU,  la calificó a su  inicio como una de las más importantes conferencias ambientales de la historia,  pero, desafortunadamente, luego de su clausura fue considerada mayoritariamente  como un fracaso por la ausencia de resultados tangibles. No se hicieron acuerdos ni se firmaron convenios debido principalmente a la falta de liderazgo y  a que  cada bloque llegó con  sus propios intereses. Los países del Norte le apostaban a la economía verde, los del Sur temían  que este tipo de proteccionismo verde se convirtiera  en un chaleco de fuerza que impidiera su desarrollo; una falsa solución que agravaría el problema de la mercantilización de la vida. El  documento final adoptado por los líderes mundiales subrayó como las principales amenazas para el mundo:  la desertificación, el agotamiento de los recursos pesqueros, la contaminación, la deforestación, la extinción de miles de especies y el calentamiento climático, cuya solución fue catalogada como uno de los principales desafíos de nuestro tiempo.
 
Y es precisamente del calentamiento global ( espero no se hayan hecho ilusiones con el título) de lo que trata este artículo. Pero antes de entrar en materia,  voy a hablarles brevemente del efecto invernadero. 

El dióxido de carbono -también denominado óxido de carbono, gas carbónico o anhídrido carbónico- es  un gas crítico en el control del balance de la temperatura de la Tierra, o lo que es lo mismo, en el efecto invernadero, porque absorbe la radiación infrarroja, la cual es,  básicamente, calor. Sus moléculas están compuestas por dos átomos de oxígeno y uno de carbono y su fórmula química es:  CO2.  

Antes de la era industrial la concentración de CO2.  en la atmósfera de nuestro planeta era de 280 ppm (partes por millón). Hoy, el nivel es de 360 ppm. Esto representa un aumento de cerca del 30% en menos de trescientos años. Para la tierra, esta es una tasa de cambio sin precedentes, aproximadamente diez mil años de cambio comprimidos en cien años. Cambios tan  rápidos pueden causar caos biológico y perturbar la producción agrícola. La retención del carbono se produce a través de la fotosíntesis de las plantas, y la emisión a la atmósfera, a través de la respiración animal y vegetal. 

La radiación visible que llega a a Tierra desde el Sol, pasa a través de la atmósfera y entra en contacto con la tierra. Una porción de la radiación es absorbida y radiada de vuelta al espacio como RI( radiación infrarroja).  El CO2. atrapa esta RI y la refleja de nuevo hacia la superficie de la tierra causando así  más calentamiento. Esto es lo que  se llama el efecto invernadero. Pero hay que tener en cuenta que existe una cantidad importante de vapor de agua  (humedad y nubes) en la  atmósfera terrestre y que el vapor de agua es también  un gas de efecto invernadero…  y más eficiente que el CO2. Si la adición de CO2 a la atmósfera aumenta levemente la temperatura, más vapor de agua se evaporará desde la superficie de los océanos. A este proceso se le conoce como la retroalimentación (water vapor feedback en inglés). El dióxido de carbono, junto con el  vapor de agua y otros gases, es uno de los causantes  del efecto invernadero (G.E.I.) que permite que la Tierra  tenga una temperatura  tolerable. Sin el efecto invernadero,  el agua se congelaría,  y por el  contrario, con excesivo efecto invernadero,  el agua herviría dejando la superficie de la tierra como un desierto.

El efecto invernadero está íntimamente ligado al calentamiento global, un problema que nos afecta a todos y que me ha parecido interesante compartir hoy con ustedes porque, aunque parezca mentira,  respecto a este tema, sus causas y sus responsables  hay puntos de vista diametralmente opuestos.  Y es que esta espada de Damocles que aparentemente pende sobre la humanidad tiene también sus  detractores. Nos enfrentamos a una controversia científica. Y una controversia muy caliente, como verán.
Me atrevo a asegurar que a estas alturas,  prácticamente todos los habitantes de la Tierra hemos escuchado en alguna ocasión las palabras: "calentamiento global". Diariamente se habla de este problema en los periódicos y en la televisión y cada año se publican decenas de libros e innumerables revistas sobre el tema. Desde hace ya varias décadas el mundo vive en continua zozobra  con motivo de   las apocalípticas consecuencias  que se nos dice aguardan al género humano  como  resultado directo de su comportamiento ecológico. Pero, sorpréndanse, amigos, en el tema del calentamiento global la comunidad científica no está unida. 
Es más, ¿Qué opinarían ustedes si alguien les dijera que la  alarma climática y las desastrosas consecuencias de  las que se hace  principal responsable al hombre, ha sido un montaje falso orquestado  desde hace años desde las altas esferas del poder  con  propósitos no muy claros? 
Pues bien, esta es, ni más ni menos,  la insólita denuncia que de manera  soportada y verosímil se realiza en el documental científico titulado The Great Global Warming Swindle,  La gran estafa del calentamiento global (documental doblado versión completa, no censurada) producido y emitido por el Canal 4 en Gran Bretaña en 2007. Curiosamente, a los planteamientos expuestos en este documental no se les ha dado mayor difusión y no son por tanto conocidos por el gran público. 

 El film   muestra a un grupo de eminentes científicos atacando a la “propaganda” que según ellos está matando a  los pobres del mundo. Incluso se presenta al cofundador de Greenpeace, Patrick Moore expresando  que los países africanos deberían ser animados a producir más CO2 (¡!).  Alegan que el cambio climático es natural, que ha estado ocurriendo durante años y que  el desprendimiento de hielo de los glaciares sucede precisamente en la primavera, algo tan normal como que las hojas de los árboles caigan en otoño.  
Patrick Moore
Mientras que  el público ha sido conducido a creer que "todos" los científicos importantes comparten la histeria del calentamiento global y la agenda política que va de la mano, en la práctica, muchos de los informes oficiales de Naciones Unidas o la Academia Nacional  de Ciencias están escritos por burócratas pero avalados con los nombres de importantes científicos que efectivamente, fueron   “consultados”, pero cuyas conclusiones contrarias han sido ignoradas. Algunos científicos cuyos nombres fueron citados en varias de las publicaciones sobre el tema  afirman enfáticamente  que ellos,  ni redactaron esas publicaciones, ni dieron su aprobación y algunos hasta  han llegado a amenazar con demandas si sus nombres no son retirados de los artículos. Es interesante acotar que más de 17.000 científicos han firmado una petición distribuida por el Oregon Institute of Science and Medicine diciendo, en parte, "no hay evidencia científica convincente de que la liberación de dióxido de carbono, metano u otros gases de efecto invernadero está causando o, en el previsible futuro, cause calentamiento catastrófico de la atmósfera terrestre y la interrupción de el clima de la Tierra. 

Permanentemente se nos reitera  que el clima está cambiando, que los desastres naturales se han intensificado  a la vez que se han ido tornado más frecuentes y que todo esto se debe a que nuestra atmósfera está sufriendo un calentamiento sin precedentes debido a la acumulación de CO2. generado principalmente por la actividad humana y que el  planeta irremediablemente  se dirige al desastre. Pero lo que según los productores del film no  se dice es que El CO2. de la atmósfera es un gas inevitable e impredecible que está en todas partes y que, en tanto las emisiones de sustancias contaminantes y tóxicas pueden ser reguladas o eliminadas mediante reglamentaciones de alcance local establecidas por los gobiernos, con las emisiones de CO2. no se puede proceder así.  Tampoco se dice que la mayor cantidad de CO2. de la atmósfera no proviene  de la compleja actividad humana sino de los mares,  y que  los resultados que se muestran no están conectados con las emisiones de carbono originadas por el hombre  sino que son manifestaciones de un proceso de cambio en curso, originado mayormente a partir de la actividad solar. No hay duda de que el globo se está calentando, pero se ha calentado y enfriado ya antes, y no es tan cálido ahora como lo era hace unos siglos, antes de que hubiera ningún automóvil y antes de que hubiera tanto consumo de combustibles fósiles como ahora.

Todas las predicciones del calentamiento global se basan en modelos de computadora, no en datos históricos.  Fuentes confiables acerca de la temperatura no muestran ninguna tendencia al calentamiento global. Lecturas satelitales de la temperatura en la troposfera inferior (donde científicos de un área predicen que de inmediato se reflejaría un calentamiento de la Tierra) no muestran calentamiento desde las lecturas que se iniciaron hace 23 años. 

Por otra parte, como señalan algunos entendidos, una modesta cantidad de calentamiento global, en caso de que ocurriera, sería beneficiosa para el mundo natural y la civilización humana. Las temperaturas durante el Período Cálido Medieval (aproximadamente 800 a 1200 dC), permitieron que los vikingos habitaran la actualmente inhóspita Groenlandia, que era más alta incluso que el peor de los escenarios reportados por el IPCC. El período comprendido entre el 5000-3000 aC aproximadamente, conocido como el "clima óptimo", fue aún más cálido y marcó "un momento en que la humanidad empezó a construir sus primeras civilizaciones", observa James Plummer y Frances B. Smith en un estudio de Consumer Alert. "Existe una buena razón para creer que un clima más cálido tendría un efecto similar sobre la salud y el bienestar propio mucho más avanzadas y adaptables la civilización de hoy." 

  La IPCC (El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU) no ha demostrado que las actividades humanas estén causando el calentamiento global. Ese, es no obstante,  según se afirma en La gran estafa, el pretexto perfecto para empezar a plantear un gobierno global,  el sueño de la planificación de la economía mundial en manos de un selecto comité de "sabios" designados en el Club de Roma y entronizados en la ONU. 

Y, dirán ustedes, ¿qué se persigue con todo esto? Pues bien, tal parece que el objetivo central de la “economía verde” sería  crear, para la inversión privada, un mercado del agua, del medio ambiente, de los océanos, de la biodiversidad, etc. y asignar  precio a cada elemento con el objetivo de garantizar las ganancias de los inversores privados. De tal modo que la “economía verde”, en vez de crear productos reales, organizará un nuevo mercado inmaterial de bonos e instrumentos financieros que se negociarán a través de los bancos. Así, cuando cada gobierno de la Tierra deba someter sus proyectos a un egregio "Comité de sustentabilidad climática" de la  ONU, cuando cada ser humano en el mundo tenga asignada una cuota personal máxima  de emisión de CO2. se habrá convertido el mundo en un inmenso gulag ( campo de trabajo forzado en Rusia). Este comité de sabios  tendría ya definido que la única solución integral a la crisis sería  reducir la población a niveles "sustentables". Los conceptos expresados a este respecto por algunos miembros del Club de Roma son, por decir lo menos, sorprendentes. Según Ted Turner, multimillonario dueño de CNN quien ha donado mil millones de dólares de la ONU para la lucha contra el calentamiento global, "una población total de doscientos cincuenta a trescientos millones de habitantes -o sea, una disminución del 95% de la actual- sería la ideal"¡¡!!).  

Maurice Strong
 Una de las facetas más polémicas y controvertidas de este documental, es que en él se muestra como uno de los ideólogos de esta oscura trama nada menos que a Al Gore, cuadragésimo quinto vicepresidente  de los Estados Unidos bajo la presidencia de Bill Clinton y candidato a la presidencia del país en el 2000,  galardonado en el 2007 con el Premio Nobel de la Paz  y luego con el Príncipe de Asturias por su contribución a la reflexión y acción mundial contra el cambio climático, el mismo que en el 2006 protagonizó el documental ganador del Óscar: Una Verdad Incómoda que trata del cambio climático del que responsabiliza a las personas, sus gobiernos e industrias, y  uno de los mayores accionistas de Occidental Petroleum Inc.,  Pero  Al Gore sería solo la cara visible de esta descomunal estafa. Detrás de él se asegura está Maurice Strong un magnate del petróleo que en 1972 lanzó en Estocolmo,  desde el más alto podio de la ONU,  la agenda ambiental,  que con el tiempo se fue trasformando hasta llegar a convertirse en la “agenda climática” de la actualidad.  Es casi imposible tratar de realizar un listado de los  "contactos"  con los que este hombre singular ha tejido la más fantástica red de influencias. Resulta escalofriante constatar cuánto poder político y financiero puede llegar a concentrarse en un  solo hombre que no ha ganado elección alguna, que permanece en semi-sombras y sobre el cual nadie sabe a ciencia cierta ante quién o qué responde. Actualmente Strong está radicado en la China, país en el cual   presta su asesoría al gobierno con la ventaja de que aquel es un gobierno inamovible sin las molestas elecciones periódicas de occidente. Según  ha expresado Strong en incontables ocasiones,  la ONU debería pasar a ser la gestora  de los océanos, de la atmósfera, del espacio exterior y en general, de  todo lo que se pudiera definir como "patrimonio común".

 El concepto de “desarrollo sostenible” está presente en todos los documentos del Club de Roma, y explícito en todos los “proyectos” de la ONU. En un futuro próximo todos los países tendrían que  someter sus planes de desarrollo al escrutinio de la organización, que los visaría o  no en relación a su “sostenibilidad". Pero todo este entramado requiere millonario apoyo económico que solo puede obtenerse cuando se generan las condiciones adecuadas. La teoría sobre el clima se ha transformado así  en una  ideología política y en una excelente fuente de ingresos.  Los científicos del clima necesitan que exista pánico  para lograr recaudar fondos. Es así como un miedo mediático se ha convertido en la idea definitoria de una generación; una idea que ha ido evolucionado hacia un movimiento que puede evitar o frenar el progreso de los países en desarrollo; un modelo burocrático que  provee  empleo a miles de personas. Si esta teoría colapsara, colapsarían también miles de puestos de trabajo.

Empero, lo más desalentador con respecto al calentamiento del planeta  es comprobar que los costosos esfuerzos por  reducir rápidamente las emisiones humanas de gases de invernadero  no protegen  a la Tierra del cambio climático. La plena aplicación del Protocolo de Kyoto por parte de todas las naciones participantes reduciría la temperatura global en el año 2100 en apenas 0,14 grados Celsius. Lamentablemente, estos programas no tendrán prácticamente ningún impacto en las emisiones globales de gases invernadero.

Amigos lectores, al enseñarles esta otra cara de la moneda con respecto al calentamiento global, no ha sido mi intención convertirme en "abogada del diablo". De ninguna manera. Mi deseo ha sido solamente compartir con ustedes algo que actualmente suscita polémica en la comunidad científica.  Creo que  estarán de acuerdo conmigo en que las explicaciones científicas que se reciben de uno y otro lado con respecto al tema son lo suficientemente complejas y a la vez razonables como para que el común de los mortales nos sintamos absolutamente desorientados y sin poder determinar cuál de ellas es la valedera. Pienso  que es importante conocer los diferentes  puntos de vista  y llegar a nuestras propias conclusiones.  Como solemos decir en Colombia "es saludable no tragar entero", aunque en ocasiones el placer de saber la verdad es tan peligroso como tener a la mentira de amiga.

Independientemente sin embargo, de la lectura que se haga de las causas  del calentamiento global es indudable,  que a cada uno de nosotros Sí nos corresponde una cuota de responsabilidad en la producción y avance de este fenómeno,  y que  debemos asumir  con decisión el compromiso de reducir al máximo nuestro aporte al desastre. Y, desde luego, no podemos negar tampoco nuestra responsabilidad frente a la contaminación y otros factores ambientales que causan daños irreversibles a nuestro ecosistema.

Las generaciones futuras  merecen que pongamos especial cuidado en la preservación de esta buena y vieja Tierra, hoy excavada, arada, talada y desecada sin piedad, pero que es y seguirá siendo -al menos mientras las condiciones ambientales lo permitan-  nuestro único, amable y cálido hogar en el universo. Me parece pertinente concluir este artículo con la sabiduría   de una profecía india que espero nunca se haga realidad:

Solo después de que el último árbol sea cortado. Solo después de que el último río sea envenenado. Sólo después de que el último pez sea apresado. Solo entonces sabrás que el dinero no se puede comer.


2 comentarios:

  1. Felicitaciones nuevamente
    Donde consigo EL LEGADO DE TOÑA

    ResponderEliminar
  2. Admirador de su literatura5 de julio de 2012, 19:31

    Maravilloso este tema, gracias por tomarse el trabajo de enterarnos, de lo que tal vez nunca llegaríamos a saber.

    ResponderEliminar