domingo, 2 de mayo de 2010

La opinión de Leonor

Otros artículos de la autora
Para abrirlos clicklear sobre cada título y para volver a la página: "atrás" en la barra de herramientas:

maquina-de-escribir-hombre-fumando-cigarrillo-humo-blanco-y-negro-escritor-soledad3


La noche que Thomas Eliot escribió:


Miércoles de Ceniza

Leonor Fernández Riva

La ventana, en la noche, con su luz interior, semeja una hornacina empotrada en el muro exterior de la vivienda. A lo largo de la calle en sombras, es la única iluminada. Una lámpara de pantalla baja, amortigua el resplandor excesivo. Al pie, con un libro entreabierto entre las manos, medita un hombre.
Sobre la mesa de trabajo, una máquina de escribir y una ringlera de estilográficas estratégicamente colocadas al alcance de la diestra, aguardan órdenes. El hombre fuma, la cabeza inclinada sobre el pecho. Un imperturbable reloj divide la hora en cuatro porciones iguales. En los nichos de la habitación se alinean docenas de volúmenes cuya unidad rompen a trechos, una Venus de terracota, un velero, una estilizada figurilla de la India.
El hombre interrumpe su meditación y toma varias cuartillas en blanco. Con la pluma traza los primeros renglones. Los caracteres son precisos y finos. Obedecen a un poderoso ritmo interior, pero una profunda incertidumbre lo domina. Por algún secreto motivo las ideas no afloran esa noche con claridad; las palabras se escurren con rapidez, por la maraña de sus pensamientos como pequeñas víboras emboscadas a medias.
Acechadas por el fantasma del escepticismo las ideas y palabras van y vienen cual mariposas fugitivas:



Porque no abrigo esperanzas de volver otra vez
Porque no abrigo esperanzas
Porque no abrigo esperanzas de volver
Ansiando el donde este hombre de este otro sus andanzas
no lucho por llegar hacia esas cosas
(Por qué no ha de abrir el halcón sus alas ya andrajosas?)
Por qué he de lamentar el perdido poder del reino usual?
Porque no abrigo esperanzas de conocer otra vez
la cierta hora de tan incierta gloria
y porque no pienso así
y porque sé que no conoceré
la única veraz potencia transitoria
puesto que he de beber, ahí
donde florecen los árboles y las vertientes fluyen,
porque otra vez no hay nada.


Detrás de los vitrales, abiertos, se vislumbran las innumerables burbujas luminosas de la gran ciudad. Entre sus manos nerviosas, el escritor ha estrujado sucesivas cuartillas, arrojándolas en el cesto de alambre que recoge las ideas desechadas. Cada cuartilla, escrita con lenta selección del vocablo, elegido entre una treintena de palabras que se agolpan a la portezuela de su memoria, como un rebaño de ovejas en la trampa del aprisco, ha sido producto de una experiencia vivida o ayudada a vivir, por las lecturas, las reminiscencias, los paisajes, las creencias, las dudas y hasta los íntimos fracasos:
Porque yo sé que el tiempo es siempre tiempo
y que el lugar es siempre y solamente un lugar
y que lo que es actual lo es solo en cierto tiempo
y para un solo lugar
me alegro que sean así las cosas
y renuncio a la vez
a la sagrada faz y también a la voz
Entonces, como no me es posible pensar que he de volver
me regocijo al tener que construir algo que me proporcione regocijo


Empero, las ideas no logran su sedimentación habitual. El escritor atribuye su volatilización, al exceso de café y de tabaco. Se acerca a la ventana, entreabre sus hojas y se apoya en los hierros del balcón para aspirar el frescor de la noche. La brisa nocturna llega por el callejón y le enfría las sienes. Piensa y medita, largamente, revisando su vida como un álbum de estampas, alegres unas, fúnebres otras, sorpresivas todas. En su meditación se desdoblan imágenes, personas, emociones, ensueños. Cruzan fugazmente por su memoria, puestas de sol y amaneceres, rincones boscosos y callejuelas retorcidas, arcos de puentes, ojivas de catedrales. Evoca rostros alguna vez queridos, barridos por el olvido y por el tiempo. Los rostros y las nubes pasan amasados en una misma fatiga.
Una medrosa sospecha lo asalta. Acaso no sea cierto lo que cree. Acaso ya no tenga nada que dar de todo cuanto ha visto. Acaso… Canta un gallo lejano. Un niño llora en una casa vecina. El poeta, aspira largamente el humo de su cigarro; cierra los cristales y cabizbajo y taciturno y concluye el poema:


Y ruego a Dios nos tenga misericordia
Ruego que nos haga olvidar
estos asuntos que originan en mi tanta discordia
ya que los he discutido y me los he explicado demasiado
Porque no abrigo esperanzas de volver otra vez
que estas palabras respondan
por lo que ya se ha hecho que no se hará otra vez
y que se nos juzgue con misericordia
porque con estas alas no es posible volar
son simples abanicos y para abanicar
un aire seco ya y muy reducido
más seco, más reducido que la voluntad
enséñanos a sentir y a prescindir,
danos tranquilidad.
Ora por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte.
Ora por nosotros por ahora y en la hora de nuestra muerte.


Cali, Febrero 2010

Visita mis otros blogs

                                                                                         Leonor Fernández Riva
                                                                                                           ***
                                                                                 DESDE Colombia Con Amor
                                                                                                      ***
                                                                 La Opinión de Leonor
                                                                                                     ***
                                                                                         Mis Resúmenes
                                                                                                  ***
                                                                                                Cristal
                                                                                            Los relatos de Leonor              ***

                                                      Javier Fernández Riva, mi hermano

                                                                                                                                                                          ***
http://poodwaddle.com/worldclockes.htm



Clicklea este link para que observes algunas cifras estremecedoras: el ritmo a que crece la población mundial, las muertes,



                  Miedo ambiente:
                                          Apocalipsis ahora

                                      Artículo publicado en el Diario Occidente el 13 de abril de 2008

El hombre, al igual que Dios, tiene la potestad de crear cielos o infiernos, pero a diferencia de Dios, al hombre le toca vivir en los infiernos que crea.
Nietzsche



Los pasados cuatro y cinco de abril tuvo lugar en Cali el dieciocho encuentro de Confraternidad Médica organizado inteligente y generosamente por el doctor Adolfo Vera, director de la Fundación Humanismo y Medicina, quien se propuso en esta ocasión y bajo el enunciado “Miedo Ambiente”, concienciar a los asistentes sobre el delicado presente y futuro de nuestro planeta. Un evento al que tuve el privilegio de asistir y que dejó en mí, al término del mismo, muchas más preguntas que respuestas. Esta circunstancia personal, que para algunos puede parecer una velada crítica, es precisamente una de las características más apreciadas e importantes para mí en este tipo de programaciones.

A través de dos maratónicos y fecundos días los asistentes fuimos enterándonos gradualmente de los graves problemas de salud que afronta la Madre Tierra y por supuesto, de la difícil supervivencia de la Humanidad toda en un futuro inminente.Iniciando con la “Incómoda verdad”, de Al Gore y los cuadros llenos de color de Thereza Negreiros, quien expuso una dramática Amazonia en llamas, los conferencistas invitados fueron progresivamente compartiéndonos vivencias y realidades desconocidas para muchos de nosotros y llenando nuestro espíritu de un cúmulo de inquietudes… y sanos propósitos.

La tentación peligrosa, por ejemplo, de volver, pese a nuestros años y seguramente con una osteoporosis incipiente, a dirigirnos a nuestras actividades diarias pedaleando una bicicleta; el naciente pero auténtico temor a descubrir un nuevo lunar en nuestra epidermis, o exponernos, así sea en los recorridos habituales del día a día, a ese enemigo de la piel tersa y de la juventud en que se ha convertido el antes adorado y pacífico sol; la aprensión a tomar un inocente vaso de agua; el remordimiento de enturbiar este precioso líquido -cada día más escaso- que, según todos los panelistas, será muy probablemente causa de la tercera guerra mundial; los escrúpulos difícilmente superables de volver a comer un bistec, un embutido o un pollo después de observar el martirio sin cuento a que son expuestos los protagonistas de estas otrora deliciosas pitanzas; la preocupación impotente por la sobrevivencia de las ballenas, esos magníficos mamíferos marinos, algunos de los cuales llegan a medir treinta y cinco metros de largo y pesar hasta doscientas veinte toneladas; mucho más grandes que cualquiera de los míticos dinosaurios y cuyo cautivante canto, como se ha demostrado científicamente -según nos explicó el doctor Jorge Reynols-, logra ser escuchado de un polo a otro de la Tierra. Animales maravillosos a los que la voracidad del hombre tiene al borde de la extinción.

Y así, sucesivamente, temas variados, interesantes… apocalípticos: deshielo y catástrofe; plagas y enfermedades del nuevo milenio; crueldad para con los seres vivientes; contaminación de los mares; aire que envenena; destrucción de la Amazonia; calentamiento global… No pude menos que reflexionar, como Schopenhauer, en que “el depredador se ha ido tornado demasiado eficiente y está terminando con su fuente de subsistencia”.

Pero en este magnífico y enriquecedor encuentro de Confraternidad Médica y preservación del medio ambiente, no todo fue admonitorio. En tan estupenda organización se había previsto también y muy especialmente, refrescar nuestro compungido espíritu con excelentes y relajantes intervenciones artísticas. Música, teatro, poesía… el papel del pensamiento y la escritura frente a la hecatombe del “miedo ambiente”. Un regalo para el espíritu que los presentes disfrutamos con inmensa fruición. Creo poder asegurar que todos quienes asistimos a este evento nos tornamos al término del mismo mucho más ecológicos y responsables en cuanto a nuestro entorno y en cuanto a nuestra actitud frente a todos los seres vivos.

Y ahora, ya de nuevo en nuestra cotidianidad, pero enterados del ominoso destino que se cierne sobre la Humanidad, no nos queda más que intentar contribuir en la medida de nuestra capacidad a retrasar lo más posible su casi inevitable destino. Porque, ¿hay acaso escape? ¿Se pueden volver atrás las manecillas de la destrucción, la contaminación y el calentamiento, o habremos llegado ya al punto del no retorno?

Como bien lo planteó Andrés Hurtado en su amenísima intervención: lo conducente sería detener el progreso, dejar las cosas como están, no seguir depredando la naturaleza y enrareciendo el medio ambiente. Pero, ¿es acaso esto posible? Para que lo fuera, sería necesario un mundo unido con un pensamiento y un ideal común, y bien sabemos que hoy más que nunca el mundo se encuentra enredado en mil pequeñas diferencias, de etnias, de credos, de razas, de pueblos, de filosofías, de nacionalismos y sobre todo, de materialismo y egoísmo.

Imposible volver atrás, imposible detenernos. El progreso y la ciencia son similares a un camión que transita sin frenos hacia un precipicio. No puede detenerse. Como bien lo expresaba el gran maestro Vivekananda “lo que el hombre llama progreso es solo la multiplicidad de los deseos”. Y la sociedad actual es víctima voluntaria de miles de deseos. Estamos viviendo una época esencialmente materialista y derrochadora y nadie está dispuesto a sacrificar la consecución de sus apetencias, ni su comodidad o bienestar por el bien común. El panorama es pues, sombrío.

Y sin embargo, quiero tener fe en la capacidad de supervivencia de la especie humana, en su reacción oportuna y salvadora antes del colapso final. Es a nosotros, entre los millones de seres que han poblado la Tierra a quienes nos tocó enfrentar este momento y debemos hacerlo con valentía y sinceridad. Voy a terminar estas reflexiones con unos palabras de Nietzsche:

“Aun cuando el futuro no nos permitiera esperar nada, nuestra extraordinaria existencia en este “ahora” concreto, esto es, el hecho inexplicable de que sea precisamente hoy cuando vivimos a pesar de que existió un tiempo infinito para nacer, de que no poseemos nada más que un interesante y largo “hoy” , debe llevarnos a buscar la razón y el fin de que hayamos nacido justamente en este momento”



                                                                                   .*****











Zancadillas a la paz

En todo proceso de paz, tiene que existir perdón y olvido, y cierto grado de impunidad, de lo contrario, la paz se torna inalcanzable. Desmond Tutu


El tema de moda en la política colombiana (¡quién lo duda!) es el juicio de los jefes paramilitares. Y en medio de este hecho que conmociona el país, ha sucedido algo insólito y no se trata como pudiera pensarse de los escándalos de la “parapolítica” sino más bien de la forma en que se está tratando de hacer zancadilla a uno de los actos más valientes y corajudos en la historia de la democracia colombiana.

Como en los días sangrientos de la revolución francesa, todos los días ruedan cabezas; hay sed de venganza y de protagonismo. Ante la avalancha de circunstancias que ha desencadenado un proceso tan inédito en el país como es el de la entrega y juicio público de los jefes paramilitares nadie parece caer en cuenta de lo admirable que resulta ver sentados en el banquillo de los acusados a Mancuso, a don Berna y otros jefes paramilitares ¡y desmontada casi completamente la maquinaria paramilitar! Algo verdaderamente increíble hace solo unos pocos años.

Y no obstante, gracias a las estratagemas de la oposición, esta asombrosa circunstancia pasa casi completamente desapercibida; no se le ha dado su cabal trascendencia, y menos aún se otorga al Presidente Uribe y a su gobierno el crédito que tanto se merecen por haber tenido la valentía de enfrentar una realidad complicada y ciertamente difícil de resolver con cabal justicia, pero absolutamente necesaria de enfrentar en nuestro país.

En esta especie de “cacería de brujas” en la que funcionan más la revancha y el deseo de protagonismo que el sentido de patria, se quiere llevar al banquillo inquisitorial hasta al más pequeño de los ganaderos; a esas grandes víctimas de la violencia, que cercadas entre el fuego cruzado de la guerrilla y los “paras” debieron escoger el mal menor y apoyar a quienes les parecieron en su momento, menos criminales. Mañosamente se quiere hacer olvidar que el campo colombiano fue hasta hace muy poco (y en algunas partes continúa siéndolo) una víctima acosada por la guerrilla en una época en la que el Estado no podía ofrecerle ninguna garantía de seguridad.

Es saludable recordar la historia, y un ejemplo viene muy bien al caso: durante la Segunda Guerra Mundial prácticamente toda Alemania apoyó a Hitler, pero en el momento de la rendición, los Aliados debieron perdonar forzosamente a todo el ejército y hasta a algunos generales, y desde luego, a la población entera por involucrada que ésta estuviera en el conflicto. No tenía caso tratar de enjuiciar y encarcelar a todos los simpatizantes de Hitler.

Tal como van las cosas, este proceso más que de Justicia y Paz, parece de retaliación y venganza. Y tomarlo en esa forma, es una gran equivocación. Ya lo dijo Desmond Tutu en su visita a Colombia: “En todo proceso de paz, tiene que existir perdón, olvido y cierto grado de impunidad, de lo contrario la paz se torna inalcanzable”. Desde luego, una impunidad total es inaceptable y los violentos tendrán que afrontar como es apenas natural la consecuencia de sus actos.

Pero lo verdaderamente lamentable de esta situación que se está viviendo actualmente con el juicio de los jefes paramilitares es que ahora sí se puede afirmar casi con absoluta seguridad que la paz con las FARC solo será posible por la vía de las armas porque es de todo tipo de vista hipotético que “Tiro Fijo” (si es que todavía existe), el Mono Jojoy, el Negro Acacio y compañía se entreguen voluntariamente para ser procesados y condenados en un juicio completamente rígido, visceral y vengativo.

Pero si algún día, ocurre ese milagro, y les tenemos a todos sentados esperando el juicio de la historia, sería bueno observar si aquellos congresistas que se muestran hoy tan beligerantes y rígidos para juzgar a los paramilitares llegan hasta el fondo de los miles de crímenes de la guerrilla y se preocupan también por perseguir, enjuiciar y condenar hasta al más pequeño de los agricultores y ganaderos que se hayan visto obligados a pagar boleteo y contribución “voluntaria” a la guerrilla; sin descartar tampoco a las decenas de secuestrados que al pagar incruentos rescates, colaboran también aunque sea involuntariamente, con el accionar criminal de las FARC.

Aunque nos cueste reconocerlo, la única forma de alcanzar la paz y la reinserción de los violentos será brindándoles una nueva oportunidad y eso lo saben muy bien Gustavo Petro y Navarro Wolf que disfrutaron del armisticio que se hizo con el M19 y están hoy, no solamente reinsertados a la vida pública sino también convertidos en reconocidos congresistas y posibles candidatos a Presidentes de la República. El cáncer de la guerrilla y la metástasis de delincuencia, paramilitarismo, sicariato, narcotráfico y corrupción a todo nivel que su accionar violento y criminal de tantos años ha causado en nuestro país no será posible de erradicar sino asumiendo una actitud generosa e inteligente. Una posición verdaderamente patriota en este momento es respaldar al Presidente en su valerosa y admirable gestión y ayudarle a encontrar el camino de la reconciliación y de la paz. Ojala prime el buen juicio y Colombia logre llevar a cabo con éxito un primer paso tan importante para la paz como es el difícil proceso de reinserción paramilitar.




La obsecuente recadera de las Farc




Decir astuto es lo mismo que decir mediocre. Donde solo hay astucia, necesariamente hay pequeñez.
Víctor Hugo


Que en Colombia suceden las cosas más sorprendentes del mundo está ya demostrado hasta la saciedad. No obstante, siempre tendremos nuevos e inauditos motivos para sorprendernos. Eso, por ejemplo, es lo que ha sucedido con Piedad Córdoba, la mujer del turbante que ha ido escalando posiciones en estos últimos años con innegable inteligencia y con una bien lograda plataforma política y demagógica. Su oposición sistemática y su odio visceral, racial y de clase contra Álvaro Uribe, el presidente legítimamente elegido por la mayoría de los colombianos la llevaron, meses atrás a decir en un encuentro de partidos de izquierda realizado en México: “Cualquier gobierno progresista tiene que cortar relaciones diplomáticas con Colombia”. Actitud sin nombre por la que fue juzgada en el Congreso Nacional como traidora a la patria.No contenta con tan incalificable proceder forjó una alianza repugnante y destructiva con el enemigo número uno de Colombia, el chafarote que funge de presidente en Venezuela, quien ya se cree con autoridad para intervenir en la política interna de nuestro país y quien en un alarde de fuerza, demencia y prepotencia digno de su condición de engreído dictadorzuelo envió sus tanques de guerra y su ejército a la frontera colombiana.Mientras, por una parte, lucra del Estado colombiano, por otra, confabula arteramente con quienes intentan destruir la democracia.


Viaja alrededor del mundo con sorprendente holgura económica; aprovecha la situación innegable de pobreza y necesidad de muchos sectores -originada sobre todo por la violencia terrorista que los grupos de izquierda solapan con siniestra mala fe- para encontrar entre ellos adeptos a su mensaje fácil y demagógico; acude a todos los foros internacionales en donde no ceja en su actitud irracional de ensuciar la imagen de Colombia; visita las universidades, pero no para propiciar en esa juventud inconforme y ávida de ideales la motivación hacia el esfuerzo y el estudio, únicas formas de superarse y convertirse en buenos colombianos, sino para inducirla en forma por demás descarada y cínica a la insurgencia, la anarquía…y el fracaso.Nadie, excepto la guerrilla, ha sacado más provecho de los secuestrados que Piedad Córdoba. Con su cuento de Acuerdo Humanitario tiene sometidas por el dolor y la desesperanza a decenas de familias que padecen la tragedia de este crimen sin nombre de la guerrilla y que se aferran a ese frágil hilo de ilusión que ella sabe manejar con tanta destreza porque perciben que tiene excelentes relaciones con la guerrilla. Pero desconocen –o se niegan a reconocer- que la liberación de los secuestrados es la plataforma que utiliza la Córdoba para hacer politiquería barata y para quemar prensa y destacarse.

De esta manera y con absoluta frialdad y astucia la hábil senadora manipula el dolor y desesperanza de tantas familias en su propio beneficio.Con bombo y platillo ha promocionado las pírricas liberaciones en las que se ha visto involucrada, liberaciones que si se siguieran dando como hasta ahora en número de doce por año necesitaríamos más de siglo y medio para liberar a todos los secuestrados.Impulsa el Acuerdo Humanitario pero lo que calla ante la opinión nacional y mundial es que el secuestro es un crimen de lesa humanidad; que la liberación de los secuestrados no es un favor ni un acto heroico, y mucho menos una muestra de altruismo de las FARC y que su liberación es una obligación. No dice tampoco Piedad Córdoba que los guerrilleros prisioneros en las cárceles colombianas gozan de todos sus derechos, que pueden ser visitados por sus familiares, que disponen de un ambiente aceptable en sus celdas, en sus condiciones de vida, de salud y de alimentación y sobre todo, que disfrutan de absoluta libertad para denunciar cualquier clase de abuso, contrariamente a lo que sucede con los secuestrados de quienes la guerrilla ni siquiera se preocupa por dar pruebas de supervivencia.Para nadie es ya un misterio que la senadora está íntimamente vinculada con las FARC cuyo accionar no tiene ninguna razón de ser porque en Colombia gozamos una de las democracias más representativas del continente al frente de la cual hay un Presidente ejemplo de patriotismo, trabajo, inteligencia y valentía. Un mandatario que no es, como se ha querido propalar, un Presidente solo para la guerra pues con admirable energía se ocupa también del desarrollo y de los problemas sociales del país; cuyos admirables consejos comunitarios han tratado de imitar sin éxito otros mandatarios de la región; que tiene una favorabilidad del 75 % de los colombianos y que ha reivindicado las palabras trabajo y eficiencia para el ejercicio de la Presidencia y de todas las áreas de gobierno.Claro, hay que reconocer que no solo Piedad Córdoba sino también muchos políticos e intelectuales en el país se hacen de la vista gorda ante los crímenes sin nombre de la guerrilla y que no la condenan o denuncian como sería lo lógico en una democracia que tiene cauces legales para promocionar cualquier grupo político y toda clase de ideas políticas.


Ignorando el dicho popular “quien calla otorga” guardan cómplice silencio ante las innumerables atrocidades de la guerrilla mientras maquiavélicamente aumentan con lupa cualquier falla del Gobierno. Y así, los campos colombianos se siguen poblando de minas quiebrapatas, los niños y campesinos continúan siendo cruelmente mutilados; las matanzas de civiles, campesinos e indígenas se siguen realizando con aterradora regularidad; los atentados contra la población civil y contra la estructura del país se siguen produciendo a vista y paciencia de quienes no se dignan elevar sus voces para decirle al mundo la verdad sobre este flagelo que atormenta a los colombianos.Y el siniestro turbante continúa su periplo desestabilizador de la democracia colombiana. Ya le dio su espaldarazo a Chávez para su reelección indefinida en tanto que incongruentemente ataca la posible reelección del presidente Uribe. “Allá sí, pero acá no”, declara con la convicción de quien sabe bien que los partidos de izquierda solo utilizan los caminos de la democracia para destruirla, hacerse al poder y conculcar todas las libertades.
Y ahora, para colmo de peras en el olmo, Piedad Córdoba anuncia cínicamente su plan de visitar en Estados Unidos a Simón Trinidad y a Sonia para tratar el posible Acuerdo Humanitario en el que según parece ellos tienen mucho que opinar.¿Qué tal? Después de los testimonios encontrados en el computador de Raúl Reyes esta obsecuente recadera de la guerrilla ha optado por un desfachatado destape ante la vista regocijada de sus seguidores y de muchos idiotas útiles que con su silencio van haciéndole el camino a quien ya demostró su deslealtad para con la patria y continúa oronda su funesto accionar en contra del gobierno legítimamente estatuido, de la democracia y de Colombia toda.