martes, 25 de diciembre de 2012

Nicola Tesla, el hombre que iluminó nuestras vidas



Nikola Tesla
La ciencia no es sino una perversión de sí misma a menos que tenga como objetivo final el mejoramiento de la humanidad. 
                                                                                   Nicola Tesla




Nicola Tesla,
El hombre  que iluminó  nuestras vidas
Leonor Fernández Riva
La madrugada el 30 de junio de 1908, en Tungunska, una región de Rusia situada en la extensa área de Siberia Central, varios testigos presenciaron un hecho fantástico. A través del cielo, y sin mediar ninguna señal previa, apareció algo enorme y deslumbrante: una luz más brillante que el sol que emitía un silbido ensordecedor seguido por una serie de estruendosos relámpagos. Una onda explosiva que circundó  por dos veces la tierra.
El «evento Tunguska», ¿provocado por un meteorito?
 Una inusual descarga eléctrica que  cual un rayo lineal dejó todo un bosque cercenado y quemado de raíz y que causó en las plantas de la región mutaciones similares a las generadas por fuertes campos electromagnéticos. La explosión de Tungunska fue mil veces más poderosa que la bomba atómica de Hiroshima. Pero, ¿qué la causó? 



 A pesar de las investigaciones y el tiempo transcurrido el hecho sigue estando todavía en el misterio. No hay respuestas satisfactorias. Demasiados secretos se esconden  en Tungunska.  Hay cientos de hipótesis: algunos piensan que  esta explosión fue causada por un meteorito, pero no se han encontrado hoyos ni evidencias de este hecho. Otros piensan  que fueron bolas de fuego de un volcán en erupción, y otros más, que fue una explosión de gases… Algunos hasta han llegado a conjeturar  que fue la colisión de un agujero negro con antimateria,  e incluso se ha propuesto la teoría de la caída y demolición de un ovni. Pero hay otra versión quizá más inverosímil todavía: se cree que este acontecimiento fue causado por un hombre: Nicola Tesla, el  genio que algunos califican de “mentalista”, y otros, como el científico más revolucionario y prolífico de la historia.  El que muchos conceptúan como el Leonardo da Vinci del siglo XX.

Un genio al que,  sin embargo,  la historia no le ha hecho justicia. Muchos de sus inventos y hasta su propia memoria fueron olvidados  por la pobreza y por el aislamiento en los que transcurrió  la última etapa de su vida. Su vago recuerdo permanece injustamente relegado al rincón de los científicos locos. Muy pocos conocen a este ser, adelantado a su época, a quien no obstante le debemos muchos de los adelantos de que hoy disfrutamos.

Tesla fue un idealista, un hombre ingenuo cuyo corazón era tan grande como su inteligencia. Confiaba en los seres humanos y nunca buscó la gloria sino la aplicación de sus logros a la vida cotidiana. Le interesaba solamente colaborar con sus inventos al bienestar de la humanidad por encima de cualquier premio o reconocimiento económico.  

Patentó más de mil inventos en las  áreas de la ciencia y de la  tecnología. Sin él no tendríamos  corriente alterna,  radio,  televisión, relojes y microscopios electrónicos, motores de inducción,   dispositivos de electroterapia y rayos X,  las ondas Tesla,  el  horno de microondas, las bombillas sin filamento,  las lámparas fluorescentes,  los métodos y herramientas para el control climático, los motores de turbina y de corriente alterna, las bobinas de dos filamentos, el sistema de distribución de corriente alterna polifásico, el oscilador electrónico de radio frecuencia, los aparatos para la generación de ozono, los dispositivos para emisión de energía a larga distancia y descargas de alto voltaje,  los aparatos de rayos de partículas ionizadas, los aparatos para protección de los rayos,  las turbinas sin aspas, las aeronaves de despegue y aterrizaje vertical, los elementos fundamentales de sistemas de comunicación inalámbrica,  la lámpara de partículas que contiene también ciertos aspectos de los aceleradores de partículas,  y un largo, muy largo etcétera, etcétera, etcétera.

Uno de sus inventos más originales fue la primera máquina de control remoto con la que se inició la ciencia robótica; otro, el teslascopio, un receptor diseñado con el propósito de comunicarse con seres del espacio exterior (una de sus obsesiones); otro más,  el submarino eléctrico, una nave pequeña que podía ser controlada a distancia y que funcionaba gracias a la electricidad almacenada en sus baterías. Pero sin duda uno de  sus inventos más revolucionarios fue el llamado "Oscilador Vibracional Mecánico".  este aparato pretendía visualizar la transferencia inalámbrica de energía mediante ondas electromagnéticas. En uno de sus experimentos llegó a provocar un pequeño terremoto en su laboratorio de Manhattan. Esto ha llevado a pensar que a estas alturas  deben  ya existir  sistemas tecnológicos perfeccionados capaces de provocar terremotos artificiales…, entre otras cosas. Afirmó que uno de sus experimentos revelaba la existencia de partículas con carga menor que la de un electrón; partículas que en la actualidad se conocen como "quarks" y que solo fueron descubiertas de forma experimental muchas décadas más tarde. El efecto mariposa acuñado por el matemático y meteorólogo estadounidense Edward Lorenz, también fue motivo de reflexión y análisis para Tesla;  en  su libro Yo y la energía lo expresó de la siguiente manera: Un día de invierno, me las arreglé para subir una montaña escarpada, en compañía de otros chicos… Nos divertimos lanzando bolas de nieve que rodaban a cierta distancia, juntando más o menos nieve e intentando superarnos unos a otros en este excitante deporte. De repente, vimos una bola que iba más allá del límite, fue adquiriendo unas dimensiones enormes hasta que alcanzó el tamaño de una casa y se hundió estruendosamente en el valle con una fuerza que hizo temblar la tierra. Miré embelesado, incapaz de comprender lo que había ocurrido. Semanas después, la imagen de la avalancha seguía ante mis ojos y yo me maravillaba por cómo algo tan pequeño podía crecer hasta alcanzar un tamaño tan inmenso.

Nicola Tesla nació en Smillan, un pequeño pueblo de Croacia, el 10 de julio de 1856. Su nacimiento tuvo lugar en medio de una gran tormenta eléctrica. Como si ya se anunciara que esa circunstancia iba a marcar su vida, los truenos y relámpagos rompieron esa noche el silencio de la apacible población. Según afirmaría años después, sus inventos se le aparecían en una visión en medio de un gran resplandor. Smillan era un poblado pequeño, frío, de calles angostas, situado en la provincia montañosa de Lica, en Croacia, cuando esta formaba parte del imperio austrohúngaro. 

Su padre, de nombre Milutin Tesla, fue un clérigo ortodoxo que abandonó la milicia para dedicarse a la vida religiosa; su madre, de nombre Djuka, una mujer humilde  que a pesar de ser analfabeta gozaba de una memoria prodigiosa.  Se dice que podía recitar largos poemas clásicos que su marido le enseñaba y que era también muy hábil en la construcción  de “inventos” que la ayudaban en sus quehaceres domésticos, como por ejemplo, un batidor de huevos mecánico.  afirmó siempre que su madre fue la fuente de su capacidad intelectual. 
                                                                                                                                                             Desde sus primeros años estuvo obsesionado por la electricidad. En cierta ocasión, al acariciar su gato en la oscuridad aparecieron chispas, y  fascinado le preguntó a su padre qué era eso.
-Esto que observas es electricidad -le contestó este -. Lo mismo que observas en la naturaleza durante  un relámpago.
-¿Eso significa que la naturaleza también es un gato? –replicó el niño, y añadió pensativo-: Y, ¿quien la está acariciando? ¿Dios?

El joven Tesla gustaba de observar la naturaleza. Le obsesionaba el agua; decía que ella era suficiente para producir energía para todo el mundo y soñaba que un día iría a las cataratas del Niágara para producir energía; un sueño que se hizo realidad efectivamente muchos años después. Su materia favorita en la escuela era matemáticas. Si le daban a resolver un problema, no necesitaba de un pizarrón o una hoja de papel. Tenía la extraordinaria capacidad de registrar en su mente todos los pasos necesarios para solucionar el problema, como si él mismo lo hubiese inventado. Esta habilidad para resolver problemas matemáticos y visualizar diseños de ingeniería le fue de gran utilidad en distintas etapas de su vida.
                               Monumento a Nicola Tesla en Niágara Falls

Era un ávido lector; a los doce años había consumido todas las lecturas disponibles en la biblioteca del pueblo. Aprendió varios idiomas con el fin de acceder a textos escritos en diversas lenguas. Armaba complejos dispositivos mecánicos con cualquier material que tuviera disponible. Durante su juventud se dedicó con tanto ahínco al estudio que su familia temió por su salud. Su padre advirtió que la ingeniería, disciplina que requería años de intensos estudios y a la cual aspiraba el joven Nikola, podía comprometer su bienestar físico y mental y lo  impulsó a  a seguir también  el camino religioso,  pero el joven Tesla se sintió más atraído por el instinto creador de  su madre,  a la que admiraba. Los temores de su padre respecto a su salud resultaron ciertos, pues a lo largo de su carrera Tesla padeció diversas enfermedades provocadas por su extrema dedicación al trabajo.

A pesar de su debilidad física y de haber padecido el cólera, Nikola completó exitosamente en el Alto Gimnasio Real de Croacia,  y en solo tres años, la carrera de ingeniero,  que normalmente demandaba cuatro. Durante este período decidió dedicar su vida a la experimentación eléctrica, le apasionaba la electricidad y lo que podía lograrse con ella. Según sus propias palabras: "Nuestro mundo está inmerso en un inmenso océano de energía; toda ella gira a nuestro alrededor; todo es energía. Debemos encontrar la forma de aprovechar esa energía y  conectarnos a la fuente que no se agotará nunca. Al lograr esto la humanidad avanzará a pasos agigantados”. 

En  1880, a los veinticuatro años de edad, viajó a Praga. No llegó a matricularse en la universidad, pero asistía regularmente a clases,  frecuentaba la biblioteca y seguía con especial concentración las clases de electrotécnica. Más tarde estudió ingeniería en la Escuela Politécnica de Gratz, en Austria. Inquieto y con ansia de conocer otras culturas,  marchó luego a Hungría, ciudad en la que trabajó en  la oficina de telégrafos como dibujante técnico.

Un día, paseando por un bosque en Budapest, Tesla concibió la que sería su aportación fundamental al mundo de la ingeniería y por la que se lo considera el padre de la ingeniería eléctrica: el principio del campo magnético giratorio. Un descubrimiento de ninguna manera banal; todo lo contrario. 

No es fácil explicarlo de manera sencilla, pero básicamente consiste en alimentar tres bobinas desfasadas físicamente 120 grados con una corriente trifásica desfasada también eléctricamente 120 grados; de esa manera se produce un campo magnético giratorio que es, a la postre, el causante del funcionamiento de los motores y generadores eléctricos. A partir de allí desarrolló todo un conjunto de patentes e inventos de corriente alterna, bobinas, etc. Se puede decir que toda la industria eléctrica a nivel mundial ha seguido desde entonces realizando los patrones descubiertos por Nicola Tesla.

En el otoño de 1882 empezó a trabajar como detector de fallos en las centrales eléctricas en la compañía Edison Continental de París, y en 1883 se trasladó a Strasburgo, ciudad en la que elaboró el primer motor de inducción eléctrica. Realizó todo el trabajo mecánico sin ayuda. No existen representaciones de sus esquemas. Como era habitual en él, todos los detalles los tenía solo en su mente. Cuando en 1883 probó por primera vez sus máquinas AC (de corriente alterna),  funcionaron perfectamente. Su teoría era correcta.

Por ese trabajo, sus supervisores le habían prometido una recompensa especial que jamás le dieron (un comportamiento mezquino del que sería objeto varias veces en su vida). Indignado, decidió no mostrar a los directores de la Compañía su sistema de dos fases en operación, y renunció a su empleo.

El gerente de Continental, Hans Bachelor,  impresionado por el genio de Tesla y conociendo su deseo de viajar a Nueva York -el corazón del mundo moderno de la época-, escribió una carta de recomendación dirigida a Thomas Alva Edison, uno de los científicos más reconocidos del momento en la cual le decía: "Conozco solamente dos hombres grandiosos: usted es uno de ellos, y el joven portador de esta carta, el otro". Edison lo contrató de inmediato.

                                                                       Thomas Alva Edison
Cuando Tesla sugirió que podía mejorar la eficiencia y reducir el costo de operación de los dínamos DC (corriente continua) que fabricaba Edison, este le respondió: "Te daremos cincuenta mil dólares si lo logras". Durante los siguientes meses Tesla diseñó veinticuatro nuevos tipos de dínamos de Corriente Continua. Reemplazó los grandes imanes de campo por otros más pequeños y eficientes, y agregó importantes controles automáticos. Las máquinas funcionaron como Tesla predijo, y la compañía Edison adquirió numerosas patentes nuevas. 

A mediados de 1885 Tesla reclamó a Edison  los cincuenta mil dólares prometidos, a lo que este le  replicó: "Tesla, tú no comprendes el sentido del humor americano". Furioso por la burla de que era objeto y sintiéndose explotado al no recibir por su productividad más que dieciocho dólares semanales, Tesla presentó a Edison su renuncia. Así empezó la disputa entre el joven genio serbio  y el inventor ya reconocido.

Al no encontrar un puesto como ingeniero, Tesla se vio forzado a trabajar como obrero en una fábrica. Los comentarios sobre sus proyectos con corriente alterna atrajeron la atención de su  capataz,  quien también estaba obligado a realizar en aquella fábrica un trabajo por debajo de sus capacidades. Simpatizó con la situación de Tesla y decidió recomendarlo a A. K. Brown, de la Western Union Telegraph Company. En abril de 1887, Brown y un amigo aportaron  el dinero para crear la Tesla Electric Company.

Tesla se concentró entonces en su trabajo. Construyó un generador AC de dos fases, el motor de inducción que había construido en Europa y otras máquinas que tenía en mente diseñar desde su permanencia en Budapest. No sólo desarrolló sistemas de fase simple, bifásicos y trifásicos, sino que también experimentó con dispositivos de cuatro y hasta seis fases. Se dedicó también a perfeccionar la teoría matemática necesaria para explicar la operación de sistemas de Corriente Alterna  a fin de mostrar y hacer entender sus trabajos a otros científicos. Comprobada la eficiencia de sus sistemas AC, Tesla  desarrolló una serie de inventos fundamentales los cuales patentó en 1888. Sus geniales creaciones y logros se difundieron rápidamente.

George Westinghouse.jpgPor aquella época George Westinghouse era un afamado inventor que había hecho una fortuna en Pittsburgh fabricando frenos neumáticos para trenes y una variedad de dispositivos eléctricos. Reconoció las ventajas que ofrecían los sistemas de potencia de Corriente Alterna respecto de los de Corriente Continua y divisó el gran potencial comercial de los trabajos realizados por Tesla. Ambos tenían intereses en común e inmediatamente entablaron una buena relación. Westinghouse le ofreció a Tesla un millón de dólares por sus patentes AC, lo invitó por un año a Pittsburgh y le ofreció un alto salario como asesor técnico. Tesla aceptó la oferta no sin antes cederle medio millón a  Brown y al socio que financiaron antes sus investigaciones. Había accedido a una riqueza jamás soñada. 

Transcurrido el año convenido con Westinghouse,  Tesla rechazó una oferta muy lucrativa de permanecer en Pittsburgh y retornó a su laboratorio de Nueva York. Ya había logrado solventarse por sí mismo y deseaba retomar sus proyectos. Al llegar a Nueva York le fue concedida la ciudadanía norteamericana. 

Una de las mayores diferencias entre Edison y Tesla fue probablemente el profundo conocimiento matemático que tenía Tesla,  lo cual le hacía vaticinar que los sistemas de distribución de corriente debían ser polifásicos y en corriente alterna,  frente a la 
 continua que propugnaba Edison. Prácticamente todas las patentes que tenía Edison eran en corriente continua,  exceptuando una silla eléctrica, que decidió patentar para demostrar que esa corriente era peligrosa. Empeñado en demostrar su teoría, Edison llegó a electrocutar con corriente alterna y ante decenas de personas perros, gatos callejeros y hasta  un elefante.
Silla eléctrica creada por Edison, y que  se probó con presos

 Pero estaba equivocado. La corriente alterna que defendía Tesla suponía un progreso sin precedentes, un gran adelanto para la humanidad. Tenía muchas más aplicaciones prácticas en la vida cotidiana y en el consumo industrial que la corriente continua defendida por Edison. En una demostración sorprendente para la  época, Tesla, con la corriente alterna y con un solo generador, alejado y de bajo consumo energético,  iluminó una ciudad entera , mientras que Edison solo pudo hacerlo en un barrio con un consumo de energía mucho mayor y más agresivo para el medio ambiente. Tal como lo predijo teóricamente y lo confirmó luego en sus experimentos, Tesla estableció que una corriente AC de alta-frecuencia fluye a lo largo de la superficie del cuerpo humano más que a través del mismo. Por esta causa  no se sienten permanentemente shocks eléctricos. Ya en 1890 reconoció el valor terapéutico que tenían los campos eléctricos de alta-frecuencia aplicados sobre el cuerpo humano. El efecto se conoció como "diatermia". 

En mayo de 1891 Tesla realizó la primera lectura y demostración pública de su teoría de alta-frecuencia. Además de producir chispas eléctricas largas con las puntas de sus dedos, creó placas eléctricas de llama y provocó que tubos de gas sellados (tubos Geissler) se encendiesen sin una conexión eléctrica directa. La espectacular demostración, asociada a su extraordinaria exposición sobre sistemas de potencia AC polifásicos,  lo estableció como uno de los grandes científicos de su tiempo. 




Nikola Tesla, con el libro de  Ruđer Bošković Theoria Philosophiae Naturalis, frente a la espiral de la bobina de su transformador de alto voltaje en East Houston Street, Nueva York. 

Sabiendo que el espectro electromagnético se extiende hasta más allá de la luz visible, Tesla investigó el comportamiento de circuitos a frecuencias más altas. 
En 1891 patentó lo que un día se convertiría en su más famosa invención: la base para la transmisión inalámbrica de corriente eléctrica, conocida como la Bobina Transformadora Tesla, que hasta la fecha se usa en los equipos electrónicos y que convierte la corriente continua de baja tensión en corriente alterna de alto voltaje.   

 En los años que siguieron Tesla se convirtió en una celebridad. Sus servicios eran requeridos por científicos y altas autoridades de diversos países del mundo. Fue invitado a Londres y París para ofrecer sus espectaculares lecturas y demostraciones. Europa comenzó a reconocer la magnitud de sus logros.  Grandes personajes de la época como los hermanos Wright, Sarah Bernard, Teddy Roosevelt,  Mark Twain, y muchos otros,  se daban cita en su laboratorio para presenciar el inusitado espectáculo de las demostraciones de alto voltaje.

En 1893 Tesla inventó la radio en Europa y cuatro años más tarde inscribió su patente en los Estados Unidos pero esta patente no le fue concedida  sino en 1900. Este hecho le produjo muchos dolores de cabeza, pues la empresa formada por Guglielmo Marconi, la primera en realizar una emisión radiofónica (1895), se disputaba con Tesla el invento y trató de quitarle la patente. 
                                                                          Guglielmo Marconi

Pero tras años de litigio y miles de páginas con testimonios de  los científicos más brillantes de la época a favor de Tesla, la Suprema Corte de Estados Unidos dictaminó en junio de 1943,  poco después de la muerte del genial inventor,  que la patente presentada por Nikola Tesla era la única válida. La disputa,  en todo caso,  era idealista, pues mientras que  la Marconi Company  pretendía comercializar el producto, Tesla sólo quería ofrecer  gratuitamente  a la gente esa tecnología.

En 1895 Tesla vio realizado el sueño que tenía desde niño de instalar junto al Niágara un generador de corriente alterna, que posteriormente sirvió para iluminar la ciudad de Búfalo. 


Ese mismo año  construyó en su laboratorio un transmisor con una estación receptora portátil para probar su último proyecto de trasmisión de energía eléctrica sin cables y logró establecer una transmisión  a corta distancia. Estaba  seguro de poder  transmitir energía eléctrica  sin cables, no sólo para la comunicación, sino también para sistemas de alumbrado y motores en todo el mundo.

Entonces sobrevino la tragedia. En la preparación de su primera demostración pública un incendió destruyó por completo su laboratorio, todo su equipamiento y sus registros. Un duro golpe para Tesla, quien había invertido todo su dinero en ese trabajo sin tomar la precaución de asegurarlo previamente. 

Lo había perdido todo y necesitaba  con urgencia obtener financiamiento para el que sería su proyecto más ambicioso: una torre gigante y un laboratorio con los cuales planeaba establecer una comunicación mundial inalámbrica y un sistema de distribución de potencia eléctrica. Acudió a pedir ayuda  a  Westinghouse,  mas este  se negó a  apoyarle en ese proyecto. Pero entonces, J. Plerpont Morgan, un financiero estadounidense y coleccionista de arte que dominó las finanzas corporativas de la época, se interesó en el proyecto y le proveyó ciento cincuenta mil dólares para construir la torre y los otros dispositivos necesarios en Wardenclyffe, Long Island, a cambio de controlar las patentes que Tesla aún conservaba. 

Si bien Tesla aspiraba a una torre más alta, las finanzas disponibles alcanzaban solamente para construir una de 187 pies de altura, con una cúpula hemisférica de 68 pies de diámetro. Se construyeron modelos pequeños exitosos de la turbina, pero los materiales inadecuados de la época, y los serios problemas financieros de Tesla impidieron que se desarrollasen diseños más grandes. Varias compañías pagaron derechos por desarrollar el diseño de la turbina de Tesla, pero sus esfuerzos fracasaron. Aun hoy sus patentes de turbinas de 1909 son estudiadas atentamente por ingenieros que intentan construir su diseño de largo alcance. 

En diciembre de 1901 el proyecto Wardenclyffe todavía estaba en construcción cuando Marconi logró enviar señales telegráficas inalámbricas a través del océano Atlántico usando un equipamiento mucho más simple que el propuesto por Tesla, quien acusó a Marconi de violar varias de sus patentes. 


Resultado de imagen para Nikola teslaPronto una escalada de precios y su diseño demasiado ambicioso hicieron que fuera imposible concretar el proyecto según lo planificado. Los acreedores acosaban constantemente a Tesla,  y a pesar de sus esfuerzos, no consiguió nuevos apoyos financieros. Morgan tampoco siguió apoyándole al comprobar que Tesla no tenía ninguna ambición económica y que con su proyecto solo pensaba brindar energía gratuitamente. Rumores negativos sobre el estado de sus patentes y el escepticismo con que fueron tomadas sus fantásticas predicciones acerca de la  comunicación con seres de otros mundos le retacearon la ayuda.

En 1906 se detuvo por completo la construcción en Wardenclyffe por la insolvencia de Tesla.  El oscilador de alto-voltaje ya se había completado,  pero la falta de fondos le impedía probarlo. Finalmente,  Tesla debió entregar Wardenclyffe a sus acreedores,  quienes dinamitaron la torre por su valor en chatarra.  Tesla se derrumbó moralmente.  Quizá de este periodo es su conocida frase: "El presente es de ustedes, pero el futuro, por el que tanto he trabajado, me pertenece". Corría el año 1915.

A pesar de este traspié, Tesla jamás abandonó sus ideas sobre la transmisión de potencia inalámbrica para comunicaciones globales. Ese era su sueño. Ese mismo año fue propuesto para el Nobel de física.

Poco tiempo después y basándose en uno de sus ya creados inventos, la Bobina Tesla, presentó un proyecto para crear una poderosa arma capaz de enviar un rayo electromagnético a centenares de kilómetros y arrasar grandes extensiones de tierra o incluso destruir todo el planeta. Según la leyenda, Tesla decidió hacer una prueba de su arma aprovechando que su amigo y explorador estadounidense Robert Peary, intentaba en 1908 llegar al Polo Norte; hecho que finalmente lograría. Históricamente consta  como el primer hombre en realizar tal hazaña. El plan era  que Tesla enviaría una descarga de su arma en dirección oeste adonde su compañero se encontraba para que este pudiese observar al anochecer la intensa luminosidad que provocaría la detonación. 

Ni Robert Peary ni su expedición fueron capaces de ver nada pero a unos 16.000 kilómetros de distancia se produjo ese mismo día la explosión de Tunguska. Esa misma década ocurrieron otras explosiones similares alrededor del planeta pero de menor intensidad a la de Tunguska que algunos tienen como prueba de los experimentos llevados a cabo por Nikola Tesla.
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Pero Tesla no era un hombre de guerra; todo lo contrario, creía sinceramente que ante el tremendo poder destructor de  armas como las que él había concebido la humanidad abandonaría la idea de la guerra y alcanzaría finalmente la paz.  Anhelaba un mundo tecnológico mejor en el cual la ciencia aportara al bienestar de los seres humanos. 

En 1900 declaraba: "En un futuro próximo veremos una gran cantidad de aplicaciones de la electricidad; podremos dispersar la niebla mediante fuerza eléctrica; centrales sin hilos se utilizarán con el propósito de iluminar los océanos;  se conseguirá la transmisión de imágenes mediante hilos telegráficos ordinarios (transmisión sin hilos de inteligencia y energía); otra valiosa novedad será un máquina de escribir operada mediante la voz humana; tendremos eliminadores de humo,  esterilizadores de agua, aire, alimentos, y ropa; se convertirá en imposible contraer enfermedades por gérmenes,  y existirá la transmisión de energía sin hilos (producida por generadores ambientalmente compatibles) para que el hombre pueda solucionar todos los problemas de la existencia material. La distancia, que es el impedimento principal del progreso de la humanidad, será completamente superada, en palabra y acción. La humanidad estará unida, la guerras serán imposibles y la paz reinará en todo el planeta".

Nunca estuvo especialmente atraído por las mujeres. Las veía como una distracción de su verdadera pasión: la ciencia.  No se le conoció ninguna relación sentimental. Hacia el final de sus días se tornó en un ser ermitaño y excéntrico. Tenía pocos amigos y  no los frecuentaba. No tenía reparos en  decir que mantenía conversaciones fluidas con personajes del pasado y con viajeros de otros mundos con los que departía de ciencias y quienes,  según afirmaba, le  habían ayudado a realizar sus logros. Sólo  establecía relaciones con palomas que él mismo cuidaba y alimentaba.
Aunque Westinghouse se apropió abusivamente de muchas patentes de Tesla  también evitó que terminara en la calle al pagarle un estipendio mensual como consultor. A cambio, Tesla desechó acusarlo por haber violado sus patentes sobre inalámbricos. En 1937 el gobierno de Yugoslavia recompensó a Tesla con una pensión mensual de seiscientos dólares. Ávidos acreedores aguardaban ansiosos el envío de estos fondos. 

nikola-tesla-funeralA pesar de sus problemas financieros crónicos, Tesla  intentó brindar siempre una imagen personal sofisticada y elegante. Murió solo y en relativa pobreza en una pequeña habitación de hotel el 7 de enero de 1943. Al  parecer  sufrió  una trombosis coronaria. Tenía  ochenta y seis años.  

Funeral de Nikola Tesla


Inmediatamente después  de su muerte el FBI entró en su casa y confiscó la mayor parte de los documentos de sus investigaciones; hasta el día de hoy continúan clasificados como "secretos de Estado" lo cual ha dado pie a que se produzcan especulaciones acerca de su contenido. Sus funerales se llevaron a cabo en la catedral de Nueva York y a la ceremonia asistieron  notables figuras políticas y científicos de todo el mundo, incluidos tres premios Nobel.

En 1960 la unidad de inducción magnética  (o densidad de flujo magnético) del Sistema Internacional de Unidades fue nombrada como el tesla (símbolo T), en honor al gran científico.  

Hugo Gernsback,  escritor y pionero de ciencia ficción y  de nuevas tecnologías y gran admirador del famoso científico e inventor, fue uno de los primeros en ser notificados de su muerte. Gernsback mandó construir una máscara mortuoria de cobre con la imagen del sabio científico como un recuerdo personal. Él, como muchos otros, estaba convencido de que  Tesla fue el más grande inventor de todos los tiempos.

 Paradójicamente, Nicola Tesla,  la persona que más ha penetrado  en los secretos de la energía eléctrica, continuó hasta el  final de su vida haciéndose la misma pregunta que surgió en su mente de niño al ver las chispas que aparecían en su gato al acariciarlo:
Pero, ¿qué es la electricidad? Todavía hoy,  después de ochenta años, no puedo encontrar la respuesta.

                                                Casa natal y estatua de Nikola Tesla en el pueblo de Smiljan, Croacia.

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